Mismatch. Cómo la inclusión da forma al diseño, la tecnología y la sociedad

Ejemplos de esto están a nuestro alrededor. Esa es la razón por la que un niño se sube a un mostrador para lavarse las manos en un lavabo. Es por eso por lo que la gente se encarga de buscar instrucciones sobre cómo utilizar una aplicación de software cuando se actualiza con nuevas funciones. Cualquier persona que haya intentado pedir un almuerzo de un menú escrito en un idioma que no entiende está en medio de una interacción incompatible.

Este es el poder de los mismatches. Hacen que aspectos de la sociedad sean accesibles para algunas personas, pero no para todas.

Los mismatches son barreras para interactuar con el mundo que nos rodea. Son el subproducto de cómo está diseñado nuestro mundo.

Los mismatches son los bloques de construcción de la exclusión. Los podemos percibir como pequeños momentos de exasperación cuando un producto tecnológico no funciona como creemos que debería. O como toparnos con una puerta cerrada marcada con un gran letrero que dice «no entrar». Ambos duelen.

El diseño inclusivo consiste íntegramente en eliminar las incompatibilidades, dondequiera que las encontremos. Si estas incompatibilidades han sido creadas por el diseño, también pueden ser remediadas a través del diseño. Construir las herramientas para hacerlo nos pone en el camino hacia la inclusión.