Cuidando al Cuidador. Herramientas de psicoterapia humanista para enfermeros

Las enfermeras que reportan mayor satisfacción en el trabajo poseen las siguientes características: consideran su trabajo como menos rutinario, perciben posibilidades de promoción, son de mayor edad, opinan que hay una distribución equitativa de recompensas y no creen estar sobrecargadas de trabajo (Lara, Fernández, Acevedo y López, 1996:329-340).

Para lograr que las enfermeras de un asilo brindan a los ancianos lo mejor de sí como cuidadoras es indispensable cubrir una serie de necesidades laborales, económicas, sociales y emocionales. Pero no vivimos en un mundo ideal. México carece de muchos recursos para satisfacer al personal de las instituciones de salud pública. Sin embargo, cualquier capacitación ayudaría sustancialmente. Es importante continuar impartiendo cursos y talleres a los cuidadores.

EL CUIDADOR TAMBIÉN DEBE SER CUIDADO

El trabajo de cuidar adultos mayores es muy absorbente. La carga física y mental es pesada, por lo que estos trabajadores también requieren atención. Dicha tarea tiene consecuencias para quien la cumple, porque invierte una dosis de recursos emotivos y físicos en la persona que cuida. En la medida en que el tiempo transcurre y la enfermedad o la dependencia avanzan, la tarea puede ser realizada con menor entusiasmo, independientemente de la relación afectiva o de trabajo. Garrid y Sansburi (véase Molina, Iañez e Iañez, 2005:33-43) introdujeron en 1963 el término “carga” para referirse al impacto que produce el cuidado de enfermos en sus cuidadores. Esta “carga del cuidador” se definió como “el conjunto de problemas de orden físico, psíquico, emocional social o económico que pueden experimentar los cuidadores de adultos incapacitados” (George y Gwiter, 1986:253-259).